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Centro Autogestivo

Desiertos des-humanos, de Mariela Becher

$ 7.500,00

Cantidad
10 Disponibles

Descripción

Hemos aprendido a caminar en el abismo, dice esta voz, y lo que escribe, en el file de su dolor, es casi un diario de supervivencia. De sobrevivir al frío, siempre el frio; a la respiración y su ritmo dominante; a la comida y su tirania, a la escasez y el trabajo explotador, a la vigilancia continua de los cuerpos, a la soledad, ese animal agazapado, a la invisibilidad, al desprecio, al desamor, a la humanización como proceso de vaciamiento, Quiză este sea el diario de un tránsito, de un pasaje dado no por lo humano que se fuga hacia otras formas para negarse (in humano) o para desaparecer (post humano), sino para hacer otras alianzas, otros modos de ensamblarse al frio persistente que nos rodea (des humano): Este es un diario del Aramistar el desserto. Y un desierto tiene una propiedad su extensión variable. Un de cierto puede ser eso lleno de arena y vacio de vida que primero se nos viene a la mente. Pero un desierto también puede ser un pueblo, una casa, un cuarto, un cuerpo insistamos: el cuerpo puede ser un desierto y viceversa. Y el extrañamiento por las formas protagoniza la experiencia de los días, de todos los dias, de todos esos dias que podrian ser una historia. Y tener una historia es un anhelo aqui. Pero cómo se escribe la historia del desierto, de esa erosión que es el cuerpo cuando se expande y toca la juntura del cielo y la tierra en la incomprensible, en el dolor, en el miedo. Cómo sería sin miedo, se pregunta también esta vez en estas paginas. Cómo sería sin el miedo, eso tan contagioso como la risa de una madre, como la tristeza de unas mujeres confiscadas al tejido, como el bostezo de todo un pueblo vuelto hacia su nada de trabajo y vigilancia. Quizá nada más des humano que el cuerpo vuelto un desierto (tomando la forma de un cuarto donde brotan ficciones de salvación) y vuelto sobre el desierto (tomando la extensión de espacios donde pulula el peligro). Y entonces, lo que sabemos no es ya solamente todo lo que puede un cuerpo, sino tada lo dilicil que es hacerse un cuerpo. Haterse un cuerpo, desde el desamor y para el amor, desde la soledad y para lo común. Cambiarle el signo al dolor: quizá de esa se trata en esta escritura, ahi dande un cuerpo se hace y se expone en toda la extensión de su potencia.

Gabriela Milone